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jueves, 12 de marzo de 2015

¿Hablas bien español? Seguro que sí pero, ¿podrías entender estas palabras?


Aunque parezca paradójico, uno de los principales problemas de alguien que habla español (sea nativo o no) es entenderse con otros hispanoparlantes. El español tiene tantas variantes que a veces es difícil comprendernos entre nosotros, incluso aunque vengamos del mismo país. En este post te ponemos algunos ejemplos para que no metas la pata.

¡Pata! ¡Qué palabra más oportuna! Puede significar dos cosas: pierna de los animales o hembra del pato. Pero además, en Cuba y Perú un pato o una pata es un amigo o amiga. Por eso si vas a alguno de estos países es probable que escuches «Oye, pata, vamos al cine».

Sigamos un rato con animales. Chucha es un vulgarismo para aludir a la hembra del perro, aunque en algunos países de América del Sur tiene un significado completamente diferente: mal olor de las axilas; además, en Chile, «está en la chucha» quiere decir que está lejos.
Recuerda la palabra chucha, porque un chucho es un perro en algunos países, pero en otros es la cárcel o un obispo. Si oyes que alguien tiene chucho es que tiene celos y si oyes «hace chucho» en Argentina es que hace frío, no te olvides. Menuda palabra más difícil, ¿eh?

El chivo es el cabrón, el macho de la cabra, pero ¿te acuerdas de la chucha?, pues esta palabra en Uruguay se utiliza para hacer referencia a lo mismo. Seguro que si has estudiado en Cuba y Guatemala este término te suena, porque chivo allí es chuleta, ese papelito que se saca a escondidas en los exámenes y que sirve de «ayuda» por si se nos olvida algo. Pero además puede significar más cosas: negocio ilícito/fraude, bicicleta, juego de dados, proxeneta u hombre de prestigio.  Así que yo te recomiendo que no vayas a Venezuela y digas que eres un chivo, porque te pueden mirar muy mal los que te escuchen.

¿Conoces la canción el pollo con una pata, el pollo con la otra pata…? Ni se te ocurra cantarla en femenino, porque aunque una polla es una gallina nueva, en España también significa pene. Y además, puede ser varias cosas: en Ecuador es una chuleta (de las que ya hemos visto); en México, una bebida que tienes que probar si visitas el país; en Chile una puesta colectiva y en toda Latinoamérica es una apuesta.

En España encontrarás conchas si vas a la playa, ¡qué guay! Bueno, en Argentina, Chile, Perú y Uruguay es la parte externa del aparato genital femenino.

La plata es un metal, pero en Latinoamérica significa también dinero por las monedas de este mineral. Y si quieres quedar como un auténtico as del español en Argentina, Chile, Paraguay y Uruguay di «adiós mi plata» cuando te pase algo malo.
Un tarro es un tipo de recipiente y si hablas con alguien, el tarro es la cabeza de una persona. Hay que decir también que en Aragón (España) es un objeto cualquiera, como la palabra truc en francés; en Argentina y Uruguay tener tarro es tener suerte; y en Cuba es un cuerno de un animal.
Pijo en España es una persona con gustos de una clase social acomodada; sin embargo, en Murcia, pijo es una interjección y estar alguien a la pija en Guatemala es estar borracho. Tricky, ¿eh?

Seguro que la palabra pana te suena de los pantalones que te ponía tu madre en invierno cuando eras pequeño; en Puerto Rico es una fruta; y en Ecuador, Puerto Rico y Venezuela, amigo.

Amante es la persona con la que engañas a tu pareja/cónyuge, pero si vas a Aragón y oyes que alguien te dice amante aunque no lo conozcas de nada, no te asustes, no es que insinúe nada, es que en esta región española se utiliza como vocativo, especialmente entre la gente mayor.

Coger, esa palabra que casi todos conocemos y que a casi todos nos ha hecho reír alguna vez. Como ya sabrás, en España significa agarrar o tomar, pero ¡ojo! en Latinoamérica es tener sexo; y cogerlo suave en Panamá y Puerto Rico quiere decir tomárselo con calma.

Si has aprendido español en España seguro que la palabra frijol te suena raro. Suele significar judías, pero en México, los frijoles es la comida. Buscarse los frijoles puede significar buscarse las habichuelas, ganarse la vida.

Una fresa es una fruta, ¿no? Pues no, una fresa en México es alguien pijo. Por cierto, si vas a Buenos Aires probablemente no te entenderán si vas a una frutería y dices que quieres un kilo de fresas, porque fresas en esa ciudad se dice frutilla.

¡Qué bonitos los capullos de la primavera! Igual no tanto, porque capullo en España puede ser también un insulto.

Si has estado alguna vez en España habrás oído «me voy a fumar un pitillo», porque pitillo allí significa cigarrillo, pero no lo digas en México, porque estarás diciendo que te vas a fumar un pene, ni tampoco lo digas en Venezuela, porque dirás que te vas a fumar el cilindro de plástico con el que se beben algunas bebidas. Ese cilindro en Bolivia y España es una pajita, que también en España y otros países es masturbación. Masturbación en México es chaqueta, que a su vez en todos los países hispanoparlantes es la prenda de vestir.

¡Mamá, quiero una cachucha! –le dijo un niño colombiano a su madre en su viaje por Argentina. Todo el mundo se giró y los miró mal, porque aunque en Colombia una cachucha es una gorra, en el país de la Patagonia, una cachucha es una vagina.

«El otro día vi a Pepe y estaba mamado». Depende de dónde lo digas el significado cambia, porque en España quiere decir que estaba borracho y en Colombia quiere decir que está cansado. Además, en Argentina, Bolivia, Nicaragua, Paraguay y Uruguay es una borrachera y en México es un despropósito.

Gallego. En España, natural de Galicia. Sin embargo, en algunos países de Latinoamérica también se refiere a los españoles o con familiares de este país. En Costa Rica un gallego es un tonto o una libélula; y en El Salvador, un tartamudo.

Un zagal es un pastor joven o un adolescente. En el este de España, como en Aragón o Cataluña es un niño; y en León, una zagala es una niñera.

Si te pido que hagas algo ahora, ¿cuándo lo harías? Depende de dónde te encuentres, porque si te lo digo en España, lo harás ya, pero si te lo digo en Hispanoamérica, lo harás dentro de un rato. Además, en esos países tan maravillosos, si te digo ahorita puede que me lo tengas que recordar, porque ese adverbio indica un futuro incierto.


Y por último vamos con una tarea cotidiana que a nadie le gusta hacer: fregar. Fregar es lo que hacemos, por ejemplo, con los platos cuando acabamos de comer o con el suelo cuando se nos ha caído algo. Sin embargo, en América Latina fregar es fastidiar y además, en otros países como México ese fastidio va acompañado de daño. Así que si sales de España no le digas a nadie que vas a fregar los platos, porque seguro que eres objeto de muchas bromas.

jueves, 12 de febrero de 2015

¿Cómo pronuncias la ‘b’ y la ‘v’? Descubre qué es el betacismo.

A continuación se explicará en qué consiste este fenómeno lingüístico y se darán algunos de los posibles motivos por lo que esto pudo producirse pero, antes de llegar a eso, se definirá brevemente ambas letras con base en lo propuesto por la RAE.

La letra ‘b’ es la segunda del abecedario español, en América Latina se hace referencia a ella como be grande, be alta y be larga. Por otro lado, la letra ‘v’ es la vigesimoquinta del abecedario español; al igual que la ‘b’, esta letra también recibe otros nombres en América Latina: ve, ve baja, ve corta o ve chica.

A pesar de que ortográficamente se ha establecido una clara diferencia entre ambas letras, en lo que se refiere a la pronunciación correcta se puede afirmar que ambas tienen la misma, ya que representan el mismo fonema bilabial sonoro /b/. Es decir, ambas son oclusivas labiales sonoras a excepción de cuando se encuentran en una posición intervocálica, en cuyo caso son fricativas.

En la escritura de la Edad Media parece ser que representaban sonidos diferentes, sin embargo, parecía haber cierta confusión entre ambas grafías, lo que prueba como poco a poco ambas terminaron representando al mismo sonido.

De hecho, existen inscripciones latinas encontradas en diferentes regiones en que se encuentran numerosas palabras escritas con ‘b’ que en latín clásico se escribían con ‘v’, por lo que podría afirmarse que este fenómeno no es algo reciente. Estos son algunos ejemplos con su posible traducción:
   “Qui bixit” por “vixit” (“quien vivió”)
   “Secundum bocis” por “vocis”, “voces” (“según sus palabras”)
         “Et boluntatem” por “voluntatem” (“y la voluntad”)
         “Plus minus biginti” por “viginti” (“más o menos veinte”)

Entre los siglos XVIII y XX se recomendó a los hablantes de español que diferenciaran la pronunciación de la ‘b’ y de la ‘v’. Sin embargo, en 1911 la RAE dejó de recomendarlo.

Como curiosidad, decir que en español nunca ha existido la ‘v’ labiodental, dándose este fenómeno únicamente cuando hablantes de valenciano, mallorquín o catalán hablan en español (por influencia de las mencionadas lenguas). También se da en algunas zonas de América por influencia de las lenguas amerindias.

¿Qué es el betacismo?

Este fenómeno lingüístico hace referencia a lo explicado previamente: la falta de distinción entre la pronunciación de la ‘b’ y la de la ‘v’, que corresponderían a los /b/ y /β/ o /v/. Esta transformación se puede atribuir a la evolución natural de la lengua, dado que se dio en todas las lenguas romances.

Es característico del español, el gallego, el occitano y el sardo; aunque también se da a veces en el catalán, en algunos dialectos norteños del portugués y algunos dialectos sureños de Italia y esporádicamente en rumano; además de en otras lenguas y dialectos romances. Al ser un fenómeno fonético común, se puede observar también en lenguas como el griego o el euskera. Sin embargo, a continuación únicamente se comentará cómo apareció en las lenguas romances.

Origen del betacismo

En el latín escrito la ‘b’ y la ‘v’ sí se diferenciaban, ya que la ‘b’ era oclusiva labial mientras que la ‘v’ era una semiconsonante similar a la ‘w’ inglesa. Por el contrario, en el latín hablado la ‘b’ pasó a ser una fricativa labial /β/ y más adelante a un sonido fricativo labiodental sonoro, tal y como se puede apreciar en el francés y en el italiano.

Sin embargo, se dieron dialectos del latín en los que no se produjo este último cambio, sino que comenzó a confundirse el sonido de ambas letras hasta que llegó un punto en que no había diferencia alguna entre ambos. Una de las posibles explicaciones de este fenómeno sería la inexistencia de un sonido labiodental /v/ en el latín vulgar de la Península. Otro hecho que también pudo influir en este fenómeno es que nuestra lengua tiende a relajar la pronunciación de las oclusivas sonoras; /b/, /d/, /g/, un fenómeno conocido con el nombre de espirantización.

A pesar de lo que se acaba de relatar, el origen aún no está claro. Es posible que el betacismo no apareciera en el latín peninsular sino que se diera durante la baja Edad Media por el contacto del español del norte de la península con el euskera.

Para terminar, dos hechos sorprendentes: a día de hoy este fenómeno se está dando en algunos lugares de habla valenciana, mientras que en la zona norte de Portugal el fenómeno parece estar remitiendo debido a la diferenciación de ambos sonidos en la capital.

jueves, 5 de febrero de 2015

La eterna pregunta: "¿Se escribe con H o sin H?"


  
En español, la letra H  es muda, es decir, no se pronuncia. La excepción son algunas palabras extranjeras, como hardware o hámster, donde se pronuncia como una J suave. El hecho de que la letra H sea muda en la mayoría de las ocasiones, se traduce en una dificultad considerable para los estudiantes de español, pero también para los hablantes nativos de la lengua. Por ello, es muy importante conocer las reglas para el uso de esta letra:



EJEMPLOS:
EXCEPCIONES:
REGLA Nº1
Se escribe H en las palabras que comienzan por…


hum- + vocal
Humano, húmedo, humilde, humor
Umbela, umbilical, umbral, umbría
REGLA Nº2
Se escriben con H las interjecciones:
¡ah!


¡bah!
¡eh!
¡oh!
¡huy!
¡hurra!
¡hala!
REGLA Nº3
Se escriben con H las palabras que comienzan por…
herb-
herbolario
Olga, ermita, ermitaño
herm-
hermano
histo-
histórico
holg-
holgado
horm-
hormiga
horr-
horror
hosp-
hospital
host-
hostal
REGLA Nº4
Se escriben con H las palabras que empiezan por las siguientes raíces de origen griego:
halo- (sal)
halógeno
Omóplato
hecto- (cien)
hectárea
helico- (espiral)
helicóptero
helio- (sol)
heliocéntrico
hema-, hemo-, hemat- (sangre)
hematoma
hepat- (hígado)
hepático
hepta- (siete)
heptágono
hetero- (distinto)
heterogéneo
hexa- (seis)
hexágono
hidro- (agua)
hidrógeno
hiper- (superioridad, exceso)
hipérbole
hipo- (inferioridad, escasez)
hipopótamo
hipo- (caballo)
hipódromo
hol- (todo)
holografía
homeo- (semejante)
homeopatía
homo- (igual)
homosexual
REGLA Nº5
Se escribe H...
tras la secuencia inicial ex en las voces exhalar, exhausto, exhortar y exhumar, así como sus derivados


REGLA Nº6
Se escriben con H...
todas las formas de los verbos cuyo infinitivo se escriba con H
haber, habitar, hablar, hacer, hallar, hervir, hincar, honrar, humillar, hundir, hurtar







REGLA Nº7
Se escribe H delante de los diptongos…
/ue/ y sus derivados y compuestos
huevo
De huevo: ovario, óvulo, ovoide, ovíparo, oval
De hueso: óseo, osamenta, osificar, osudo
De hueco: oquedad
De huérfano: orfanato, orfandad
/ua/ y sus derivados y compuestos
marihuana
/ui/ y sus derivados y compuestos
huir

Esperamos que esta entrada les haya resuelto muchas dudas, pero queremos apuntar que en una lengua no todo es teoría, por lo que hay palabras con H que no se rigen por ninguna regla. Nuestro consejo es que lean mucho, ya que es como mejor se aprende. Sabemos que la letra H puede ser sinónimo de pánico o pesadilla, pero… ¡todo se consigue!

Un saludo del equipo de Spanish Language Route.

jueves, 29 de enero de 2015

¿Alguna vez os habéis preguntado de dónde provienen los topónimos?

Los topónimos o nombres propios de lugares son el resultado de la historia del lugar al que designan. Surgen por distintos motivos, pero suelen estar relacionados con alguna característica del lugar o algún suceso importante allí acontecido. Sin embargo, existe una gran cantidad de topónimos que no parecen tener un significado claro.

En esta entrada vamos a comentar los orígenes históricos de los topónimos de países hispanohablantes o con importantes comunidades de los mismos.

Primero nos centraremos en los hispanohablantes, que son los que veis señalados en este mapa:

Comenzaremos con aquellos países cuyo topónimo tiene origen en el nombre de algún personaje histórico:

Bolivia debe su nombre a su primer presidente: Simón Bolívar.

Colombia es llamada como tal en honor a Cristóbal Colón (que curiosamente nunca estuvo en Colombia).

La República Dominicana se llama de esta forma debido al nombre de su capital (Santo Domingo), que a su vez proviene del nombre de Santo Domingo de Guzmán, quien fundó los dominicos. Sin embargo, inicialmente los españoles la bautizaron como La Española, que daba nombre a la isla que forma junto con Haití.

También tenemos a Perú, cuya procedencia no está clara. Podría deberse al hecho de que el cacique panameño Birú dio su nombre cuando los conquistadores españoles preguntaron por el de las tierras, de modo que estos decidieron darle el nombre que actualmente todavía ostenta.

Por último, incluimos también aquellos países a los que se ha puesto nombre en honor a alguien de quien no se tiene constancia histórica:

Encontramos a El Salvador, debido al nombre cristiano de Jesucristo.

También incluimos aquí a Nicaragua, cuyo nombre se debe a su héroe Nicarao (un famoso cacique de la época).

A continuación aquellos países cuyo nombre fue simplemente escogido por algún personaje histórico:

Costa Rica debe su nombre al navegante español Gil González Dávila por sus yacimientos de oro y su gran riqueza.

Honduras, cuyo nombre fue escogido por Colón debido a la profundidad de sus costas.

Puerto Rico, bautizada inicialmente por Colón como San Juan (1493) y más adelante rebautizada a su nombre actual por motivos desconocidos, aunque los aborígenes siempre se refirieron a ella como Borinquén.

Para terminar, Venezuela, un topónimo que debe su origen a los exploradores europeos Alonso de Ojeda y Américo Vespuccio, a quienes las edificaciones que los indígenas habían construido alrededor del Lago Maracaibo les recordaron a Venecia, de ahí el nombre, un diminutivo cuyo significado es “pequeña Venecia”.

A continuación pasamos a aquellas que deben su nombre a alguna característica propia del lugar que fue denominada con una palabra proveniente de otro idioma:

Chile parece no tener nada concreto que haya dado lugar a su nombre. Sin embargo, es posible que provenga de la palabra quechua “chili”, cuyo significado es “límite del mundo”; de la palabra aymara “tili”, cuyo significado es similar a la anterior, siendo este Finis Terrae; de la palabra mapuche “tchili”, que hace referencia a “nieve”; o de la palabra araucana “chillie”, que quiere decir “profundidades”.

El topónimo de Cuba puede que venga dado por la palabra “cubanacan”, que proviene del taíno, cuyo significado es “lugar central”; o de la palabra “cuba” en el idioma de los indios siboney, que significa “montaña”. Curiosamente, en un inicio se iba a llamar Fernandina por el rey Fernando el Católico.

El de Ecuador viene por su localización geográfica justo sobre la línea del Ecuador (que proviene de la palabra latina para “iguales”: “equos”).

El  nombre de Guatemala proviene del término náhuatl “quauhtlemallan”, que quiere decir “tierra de muchos árboles”, curiosamente es el nombre que los guerreros tlaxcaltecas le dieron a la región.

El de Guinea Ecuatorial surge de la palabra “negro” en lengua bereber: “aguinaoui”.

Existen diversas posibles explicaciones acerca de la procedencia del topónimo México, podría ser por las palabras en nahuátl para “sol”, “luna” (“metztli”) u “ombligo” (“xlicti”), aunque también podría ser por el nombre de una hierba del lago Texoco. Sin embargo, se cree que es debido al nombre que se dieron los aztecas a sí mismos (“mexicas”), que hacía referencia a su dios de la guerra Mexitli.

También para Panamá hay varias posibles razones, pudiendo proceder del árbol Panamá o de la palabra indígena “cueva” cuya traducción sería “lugar de abundancia de peces”.

Al igual que los dos topónimos anteriores, Paraguay tiene varias posibles procedencias; puede venir de la palabra de una tribu para “agua de los Payagua” o de los términos para “río coronado de palmas”: “paragua” e “i”. Sin embargo, lo más probable es que provenga del nombre del río Paraguay.

Asimismo, Uruguay viene del río Uruguay, siendo una de las posibilidades que provenga de la unión de las palabras guaranís para “pájaro”, “que proviene de” y “agua” (“uru”, “gua” e “y” respectivamente) por lo que significaría “río de los pájaros” y otra posibilidad es que venga de la palabra del mismo idioma “río de moluscos”.

Para continuar hablamos de aquellos que recibieron su denominación debido a un suceso concreto:
Argentina debe su nombre al hecho de que las piedras preciosas y la plata se transportaban por el río de la Plata desde Perú. Así, proviene de la palabra latina “argentum”, cuyo significado es “tierra de plata”; dado que además estos fueron los terrenos por los que fueron los españoles para encontrar los yacimientos de plata de la región de Potosí (Bolivia).

El nombre de España tiene su origen en la confusión de los fenicios cuando vieron los conejos de la península y creyeron que eran hyraxes (animal típico de África y Asia conocido como conejo de las rocas), motivo por el que denominaron al lugar “tierra de hyraxes” que derivó al latín a la palabra “hispania”.

Para terminar hacemos un breve comentario sobre aquellos países con importantes comunidades de hispanohablantes, siendo estos:

Brasil, que viene de la palabra empleada por los portugueses para el árbol tropical palo Brasil, típico de este país.

Canadá, proviene del algonquino “k´anata”, que se traduce como “pequeño asentamiento”.

Estados Unidos, cuyo nombre proviene de su Constitución (1776). 

Y Portugal, que viene del término latino para “puerto” (“portus”) unido al nombre de la antigua colonia griega de Calle (que significa “hermoso”).